CISNE NEGRO de Darren Aronofski
DEBERÍA GANAR: Por el fenomenal tour de force de Natalie Portman y sus compañeras de viaje: Barbara Hershey, Winona Ryder y Mila Kunes. Porque reivindica el giallo trash revestido de rancio clasicismo. Porque la Academia se ha atrevido a tender la mano a un tipo tan raro como Darren Aronofski y éste parece encantado. Porque nos morimos de ganas de domarlo y que haga de una vez el remake de "Robocop".
THE FIGHTER de David O. Russell
DEBERÍA GANAR: Por la proximidad con la que David O. Russell se acerca cámara en mano a la tragedia, la desesperanza y la necesidad de creer en sus héroes de unos barrios y una ciudad sumida en la pobreza en la que la dejó el cierre de la industria. Por los sueños que te empeñas en cumpliar aunque sea a costa de enfrentarte a tu familia, a la que tanto le debes. Porque Melissa Leo y Amy Adams y Christian Bale están magníficos y porque el cine, en definitiva se basa básicamente en eso: en las emociones que transmiten sus actores.
ORIGEN de Cristopher Nolan
DEBERÍA GANAR: Por su reinvención de las reglas del cine de acción y la noción que hasta ahora ha manejado el cine sobre los sueños y la vigilia. Porque pese a quien le pesa, Cristopher Nola ha llevado al blockbuster a la categoría de cine de autor. Por ser capaz de ofrecer a un público masivo un rompecabezas visual y narrativo de altura, producto de una magnífica ambientación, a nivel de decorados, sonidos y un gran equipo de intérpretes.
LOS CHICOS ESTÁN BIEN de Lisa Schlodenko
DEBERÍA GANAR: Porque ha ayudad a normalizar , desde el género de la comedia, un nuevo modelo social de familia. Por escapar del panfleto y perder el miedo a tratar determinados temas como la educación, la homosexualidad y los nuevos roles en el seno de la tradicional familia americana. Por las risas y la luminosidad que transmiten las miradas de Anette Bening, Julian Moore y Mark Ruffalo. Porque aboga por la sinceridad en tiempos de mentiras.
EL DISCURSO DEL REY de Tom Hooper
DEBERÍA GANAR: Por desencorsetar el cine de época, revolucionado el objetivo de su cámara e inundando de palabrotas las frases de su guión. Resulta especialmente reconfortante liberar de la esforzada contención británica los gestos, las palabras y el vestuario de Colin Firth y Helena Bonhan-Carter. Por su magnífico guión, perfectamente estructurado, que evita la lección histórica, decantándose por el anecdotario personal y consiguiendo así una mejor conexión con los espectadores. Por que el trío que forman Firth- Rush- Bonhan Carter ya merece la pena por sí solos el precio de la entrada.
127 HORAS de Danny Boyle
DEBERÍA GANAR: Por James Franco. Exclusiva y únicamente por James Franco. Su presencia consume toda la película. Su actuación desborda energía, contagia la angustia de su protagonista, provoca y te hace mirar a otro lado para luego volver a clavar los ojos en la pantallla... bueno, en James Franco. Otra vez.
LA RED SOCIAL de David Fincher
DEBERÍA GANAR: Porque sencillamente, es la mejor película del año. No ganará porque se ha adelantado a su tiempo, ese que define de forma tan brillante. Inquietante contradicción que encontrará su lugar dentro de unos años. Por el impecable trabajo de dirección de David Fincher, convirtiendo la historieta de como un pardillo creó un imperio mediático como Facebook en un relato de un calado y una profundidad y una madurez impecable. Dentro de muchos años, veremos esta película y entenderemos mejor el mundo en el que vivimos.
TOY STORY 3 de Lee Unkrich
DEBERÍA GANAR: Porque como dijo un mandamás de la Disney, "si no lo ganamos este año y con esta película... ¿cuándo?". Porque a pesar de no ser la mejor de la saga, cierra de forma ejemplar la franquicia y premiarla sería, de alguna forma, premiar a las tres entregas y por extensión al esfuerzo de Pixar por llevar la animación a su edad adulta. Porque todos echamos de menos a alguno de aquellos juguetes que tiraste u olvidaste en una caja de cartón.
VALOR DE LEY - TRUE GRIT de Joel Coen y Ethan Coen
DEBERÍA GANAR: Porque el western es el género cinematográfico por excelencia y los hermanos Coen han dirigido uno de esos clásicos que dentro de veinte años se verán en la sobremesa de los fines de semana con la misma emoción con la que ves ahora una de John Ford. Su clasicismo solo es una cuestión de estilo que no le resta ni veracidad ni mucho menos emoción. Es una película de una belleza extraordinaria que reivindica el cine como pantalla grande, escenario de paisajes únicos.
Va a ganar: El Discurso del Rey
DEBERÍA GANAR:
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