12 abr 2010

MAQUIAVELO SEGÚN AUDIARD

La virtud de tomar una buena decisión y la fortuna del imprevisto definen el ascenso al poder de El Príncipe en la obra de Nicolás Maquiavelo. La diplomacia tal y como la entendemos hoy día tiene su origen en las teorías políticas y el inicio de la reestructuración social del siglo XV: "yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla"(*). La puesta en escena, la esponsorización de la política y los medios de comunicación han transformado la figura del diplomático en un comercial de la mentira. La sociedad tampoco ha sido ajena a esta transformación. Nos movemos, actuamos y nos relacionamos de acuerdo a unas reglas de urbanidad que disfrazan la noción de bienestar. Los medios de comunicación por otro lado, son los encargados de construir un mundo a la medida de las necesidades que crea la publicidad que los alimentan generando ese placebo, el bienestar, máxima de la vida moderna. Y es en este contexto, quinientos años después de que Maquiavelo redactara su escandalosa doctrina política, donde Jacques Audiard reflexiona sobre la destreza del individuo para lamerse las heridas.

Malik es un delincuente de poca monta condenado a varios años de prisión. Pronto comienza a distinguir los grupos sociales que configuran la fisionomia del patio y los comedores. Astuto como una rata que intenta salvarse del naufragio, Malik establece contacto con los corsos y con los marroquies, con los camellos de tres al cuarto y los veteranos que controlan la lavanderia. Los unos le protegen de los otros, a unos les compra la droga que le vende a los otros y como un gato que siempre cae de pie incluso después de precipitarse desde un décimo piso, Malik, como el Príncipe de Maquiavelo, ascenderá en la escala del crimen organizado hasta convertirse en soberano de su esquina del patio.

El patio de la cárcel como microcosmos de la sociedad que intenta vivir a su margen, sirve a Jacques Audiard como escenario del ascenso de Malik al tiempo que disecciona cada estamento que la fundamenta. Las salidas de Malik al mundo exterior oxigenan el encuadre y matizan la transformación del protagonista, desde sus andares a su mirada. Si bien Audiard se aleja conscientemente del relato social (esta mucho mas interesado en el cine de género), su estilo documental evidencia sus motivaciones y sirve de fuerte contraste al ensueño; aquellas secuencias en las que Malik dialoga con el fantasma de su primera víctima y que jalonan su aprendizaje. Audiard busca en ellas la poética del azar que de un modo u otro le convierten en el nuevo Príncipe. Tahar Rahim se calza las vestimentas de ese príncipe de la camorra, asumiendo la culpa de sus delitos de sangre y las consecuencias morales y por supuesto, su castigo.

Un Profeta se estrenó el 26 de Febrero en España. Calificación 8/10

(* - Nicolás Maquiavelo en una carta a Francesco Guicciardini, Mayo de 1521)

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